Avistamiento y creación del Continente Prohibido
Desde su creación en 1993, la relación entre arte, ciencia y tecnología ha sido el eje de la Corporación Chilena de Video, que en los últimos años ha provocado diversos viajes, derivas y tránsitos por espacios extremos de Chile, así como residencias y laboratorios artísticos y científicos fuera del país, buscando una manera de darle una narrativa a este propósito.
En el actual contexto de profundos cambios sociales, culturales y políticos, la Corporación ha ideado nuevas acciones colectivas que consideran la urgente conexión armónica de geografías alejadas y, sobre todo, proponen el descubrimiento de nuevos saberes y conocimientos que habitan en otras localidades e inconscientes.
Con este objetivo, la CChV ha creado el programa Continente Prohibido, campo de trabajo curatorial que invita a cuatro artistas y cuatro comunidades de los Centros de Creación Cecrea Chile a trabajar, mediante herramientas editoriales análogas y digitales, en un espacio conjunto para poner en práctica la interacción, la solidaridad y el sentido comunitario.
El programa considera la realización de un artefacto por cada artista, el cual ha sido enviado a 60 niñas, niños y jóvenes de distintos centros Cecrea Chile, con el propósito de provocar una serie de interacciones para la investigación, diálogo y futura construcción de una obra realizada colectivamente.
“La pandemia nos ha replegado en nuestros espacios íntimos, y quienes han debido seguir trabajando, viven con la amenaza del contagio a diario. Sin embargo, esa sensación de vulnerabilidad ha residido invisiblemente desde siempre”, comenta Enrique Rivera, presidente de la Corporación Chilena de Video. “Plegarse y desplegarse, emancipación y trabajo colectivo, son algunas de las fuerzas detrás del Continente Prohibido, espacio para desmaterializar la noción de autor, y poner en relieve la necesidad de mantener nuestros inconscientes -o continentes prohibidos- sin conquistar”.
Asimismo, Daniel Hermosilla, coordinador nacional del programa Cecrea, del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, comenta: «Desde Cecrea estamos muy contentos de esta colaboración con la Corporación Chilena de Video a través del proyecto Continente Prohibido, que llega a nuestros participantes en cuatro regiones del país con un kit de proyectos creativos para que interactúen desde sus propios hogares. En ese sentido, se hace evidente un elemento clave para Cecrea, que es el vínculo entre artistas y niños, niñas y jóvenes para crear de manera conjunta».
Los artistas convocados son:
Elías Santis y Natalia Matzner con el proyecto ¿Qué se puede hacer con una piedra?, que busca crear en conjunto con Cecrea La Serena, un cuerpo de obras físicas y digitales que reflexionen respecto a la amplitud de posibilidades artísticas, técnicas, tecnológicas e identitarias, que puedan surgir mediante el encuentro con una piedra.
Yto Aranda y Omar Gatica Rivera con el proyecto Los secretos del bosque esclerófilo, que consiste en la creación de una pintura sonoro-lumínica programable, a partir del trabajo con niños, niñas y jóvenes de Cecrea Pichidegua como resultado de las exploraciones en torno al bosque esclerófilo y sus interrelaciones con el mundo fungi, el agua y la sequía.
Christian Oyarzún con el proyecto shadowPlay, que trabaja con la sombra en su sentido físico y espacial así como simbólico y emocional, tocando temas como la soledad y la angustia, el miedo y la ansiedad, para convertirse en una serie de ejercicios de autocuidado, autoconocimiento y autoaceptación. Sustentado sobre tres afirmaciones: «no estás solx», «no eres un monstrux» y «eres bellx y poderosx», shadowPlay es un ejercicio de amor propio a través de la experiencia, la reflexión y el ensayo sobre lo tangible y lo intangible. El proyecto es trabajado en conjunto con Cecrea Temuco.
Pablo Suazo con el proyecto Lúdica doméstica, que consiste en la construcción de un libro-objeto que opera desde la poesía expandida, planteándose como una herramienta de reconocimiento y deriva en el espacio doméstico desde la subjetividad y el relato personal de cada jugador. Contempla su soporte en embalajes cotidianos de comidas y papeles reciclados que, junto a un par de dados, esperan invocar al azar en el espacio que cada uno de los participantes tenga a su disposición. El proyecto es trabajado en conjunto con Cecrea La Ligua.
Los resultados serán exhibidos en el 5to Encuentro de Arte, Ciencia y Cultura Digital (diciembre 2020), y en la 15 edición de la Bienal de Artes Mediales de Santiago (octubre y diciembre 2021).