Entrevista a Colectivo ECOS, ganador en la categoría Narrativas Interactivas del 14 Concurso Juan Downey
- El colectivo colombiano comparte su experiencia durante la creación de Latidos Marinos (2019), obra inmersiva donde cruzan ciencia y arte a través latidos y cantos de ballenas jorobadas.
Se conocieron en el Exploratorio en la ciudad de Medellín, cuenta la artista y directora cinematográfica Ana-Carolina Naranjo, una de las fundadoras del colectivo. Explica que este parque científico es un espacio público donde artistas de todas las áreas van a encontrarse para hacer proyectos. Allí, el Colectivo ECOS, conformado en ese momento por ella, el comunicador audiovisual y multimedial Diego Pérez Osorno y la periodista María Camila Muñoz, realizó su primera aproximación a la realidad virtual.
Tiempo después, y con la llegada del ingeniero en diseño Juan Aránzazu, decidieron expandir esa primera experiencia y comenzaron a planificar Latidos marinos (2019), pieza ganadora en la categoría Narrativas Interactivas del 14 Concurso Internacional Juan Downey, que busca premiar obras de narrativas no lineales, cuyos contenidos permanezcan abiertos y en gran medida dependan de las decisiones que tome el usuario a través del uso de interfaces de voz, scroll, acciones físicas o nuevos formatos adaptados.
La obra del colectivo recrea y representa los viajes de las ballenas jorobadas, con una sensibilidad visual y sonora que se ven aumentadas a través de la tecnología de inmersión. “Valoramos especialmente su enfoque más allá del antropocentrismo y la investigación audiovisual del entorno marino, que nos permite conocer de cerca el mundo sonoro de estos mamíferos, a la vez que el uso de gafas de realidad virtual da paso a una experiencia en el fondo oceánico, donde la abstracción de imágenes, líneas y colores, van marcando el recorrido”, manifestó el jurado en esa ocasión.
En esta entrevista, tres de los integrantes del colectivo nos cuentan sobre los desafíos y ventajas que representó realizar este cruce de arte, tecnología y ciencia, y su visión sobre este certamen internacional, cuya convocatoria para la edición 15 se encuentra abierta hasta el 30 de junio.
¿Cómo nació este proyecto y por qué decidieron trabajar con ballenas?
Juan: Carolina nos contó que ya tenían un proyecto con base en el corazón del colibrí, el humano y la ballena. Cuando me uní al grupo pensamos cuál animal causa más impacto. Tengo un amigo que estudia a las ballenas y hace avistamientos, Esteban Duque, lo que funcionaba con la investigación de sonidos y cantos. Pensamos que eso se podía unir y hacer algo.
Carolina: Había algo de pensar la sinestesia, de trabajar con ese archivo científico de Esteban en torno a los cantos de ballenas en el Pacífico colombiano que ya llevaba dos años. Pudimos acceder a él y empezar a jugar con la combinación y creación de la obra.
¿Qué deseaban abordar en Latidos Marinos?
Diego: En el video queremos tratar de pensar a través de formatos expandidos, usando las condiciones tecnológicas que permite la narración en video 360°. La idea es ponerse las gafas de la escucha subacuática y sumergirse en una visión sinestésica de los cantos de las ballenas jorobadas. Desde ese concepto, viene a colación cómo el sonido puede tener representaciones visuales y cómo usando la tecnología podemos lograr nuevos discursos.
C: También estábamos hablando sobre nuestra conexión con la naturaleza, pues la biodiversidad de Colombia es tan gigante que las personas de ciudad o montaña no conocen a las ballenas. Entonces, queremos decir que estos animales son parte de nuestro ecosistema. Es como traer a esas otras colombias desconectadas y vincularlas de manera sensorial, con los sonidos de nuestro territorio. También, es una manera de hacer divulgación científica, pero no del pensar, sino de la emoción.
¿Por qué deciden usar el sonido de los latidos de la ballena y su canto?
D: Fue una decisión heredada de la primera obra que realizamos, Latidos, donde la importancia era pensar en cómo la frecuencia del corazón es lo que nos une con la naturaleza, es decir, no todos los corazones palpitan al mismo ritmo, pero todos palpitan. En Latidos Marinos, el espectador está con su ser, sus sentidos, percibiendo lo que sucede, complementado con la oportunidad de entrar en juego con ese otro, las ballenas.
¿Cómo creen que el uso de la realidad virtual favorece su proyecto?
J: Cuando presentamos la experiencia por primera vez, hubo alguien que dijo que había estado bajo el agua buceando y que esta experiencia le recordó a eso. Sin esta tecnología y sin la inmersión no habría esta sensación de estar compartiendo el territorio, de sumergirse. Lo que hace la realidad virtual es ubicarte ahí emocionalmente, estás abierto a escuchar los cantos de forma sinestésica. Se te va el mundo por un rato para ser parte del canto de las ballenas.
C: Algo que tiene la realidad virtual es que hay una participación activa del espectador, porque en su mirada hay libertad en la visualización de la obra. Eso también ayuda a que la obra se lea de manera especial, como una experiencia única.
En Latidos Marinos se ven dibujos, ¿tienen relación alguna con el sonido?
C: Se crean a partir del sonido.
D: La tecnología se convierte en un componente importante, porque da unas capacidades narrativas particulares. Desde la creación del discurso hay que tener en cuenta que la narración es para un entorno totalmente envolvente, que supera la pantalla cuadrada, y en la visualización le das al espectador la capacidad de descubrir ese entorno que también fue creado a través de la mediación tecnológica del sonido para lograr la percepción visual.
Durante el proceso, ¿la idea principal cambió?
C: Lo que quedó fue totalmente diferente a lo que propusimos en el guión, porque también hay algo de expectativa y la democratización de la tecnología es bastante importante. No teníamos equipos capacitados. Fue un proceso de depuración donde íbamos encontrando un equilibrio de concentrarnos únicamente en algo.
D: En cuanto a la metodología de creación, manejamos una abierta, colectiva, de experimentación, construcción de ensayo-error y en la marcha. En ese sentido, empezamos a plantear todo el discurso de cómo se verían las ballenas, pero luego al momento de la programación empezamos con ensayo-error. Es la experimentación constante como último fin.
Después de Latidos Marinos, ¿en qué han estado trabajando?
J: Quedamos con el sabor del agua en la boca y quisimos expandir este concepto. Ya no solo hablar de las ballenas, sino que del agua. De ahí nació Fluir, que habla del elemento agua, su conexión con nosotros y la conexión que deberíamos tener. No sé si expandirme mucho, ya estamos en otros proyectos, tenemos que fluir.
C: En Fluir quisimos ser más interactivos, hay una apuesta a otro grado de relación. Pero llegó la pandemia y no se puede ver. Lo transformamos en video 360° porque creemos que es más fácil acceder a esa democratización tecnológica de estas nuevas formas de creación y de visualización.
Este año, el Concurso Juan Downey cumple 15 ediciones, ¿cómo has visto la evolución del certamen y las obras ganadoras?
C: Juan Downey fue uno de los pioneros de la creación del videoarte. No es lo mismo crear para cine que para el video mismo, y hay algo muy bonito en cómo vincular la creación tecnológica, la transformación de la tecnología y jugar con los elementos expresivos de cada una. Pensar en video.
Creo que es un archivo súper interesante el que están haciendo (a través de este certamen). En su página se puede ver la transformación a lo largo del tiempo en el tipo de narrativas y de los discursos a partir del soporte. Eso a mí me llamó mucho la atención, pensar eso como un archivo súper importante para Latinoamérica y para la creación de Chile.