Estos son los ganadores del 15 Concurso Internacional Juan Downey
Con 249 proyectos postulados, este año el Concurso Internacional Juan Downey celebró su décimo quinta edición, difundiendo y premiando a artistas que basan su trabajo en las artes mediales y audiovisuales bajo tres líneas de participación: Videoarte y Animación, abierta desde la primera versión del certamen en 1993; Narrativas interactivas, introducida recién en 2019; y Videoensayos del territorio, creada en 2021 para explorar nuevos espacios colectivos y reservada exclusivamente para postulantes que residen en Chile.
Enmarcado en la 15 Bienal de Artes Mediales de Santiago -que cuenta con el apoyo del Ministerio de las Culturas, a través del Programa Otras Organizaciones Colaboradoras-, el certamen convocó a las y los participantes a que trabajasen con la curatoría de «Umbral», temática que busca narrar la transición entre 2020 como un año de transformación planetaria, al 2021 que se presenta como un paso hacia un nuevo ciclo de la humanidad en la Tierra.
El jurado encargado de elegir a los ganadores estuvo compuesto por cinco profesionales: Solange Farkas, fundadora y directora artística de la Bienal de Arte Contemporáneo Sesc_Videobrasil; Gabriela Golder, artista visual y codirectora de la Bienal de la Imagen en Movimiento (BIM) de Argentina; José-Carlos Mariátegui, investigador y curador peruano; Felipe César Londoño, director del Festival Internacional de la Imagen de Colombia; y Carlos Flores, cineasta y académico chileno.
“La cantidad de obras recibidas en esta edición constata la fuerza del video en un contexto donde la reflexión crítica, la conciencia planetaria, la incomodidad de las estructuras obsoletas y los paradigmas han marcado transversalmente la identidad de las obras recibidas”, explica Enrique Rivera, director de la Bienal y presidente de la Corporación Chilena de Video (CChV). En una línea similar, Solange Farkas, parte del jurado, manifiesta: “Mi sensación es que la evolución del videoarte chileno está íntimamente ligada a la existencia misma del premio y la Bienal. El papel impulsor de la competencia -el hecho de que se lleve a cabo con regularidad durante tanto tiempo- le da la fuerza y consistencia de una política pública, algo absolutamente fundamental en regiones como la nuestra, sin tradición de un circuito organizado que favorezca el desarrollo de producción”.
Los ganadores
Cada uno de los ganadores en las tres categorías, recibirá un premio de mil dólares (USD$ 1.000), y sus obras pasarán a formar parte de Mediateca Libre, repositorio digital impulsado por la Corporación Chilena de Video para su preservación y consulta.
Esta vez, por decisión unánime del jurado, la categoría Narrativas Interactivas quedó desierta. A pesar de que en las obras analizadas se encontraron proyectos artísticas de gran valor, se consideró que “no se presentaron propuestas que abordaran de forma directa los desafíos que implica la creación de obras que integren un uso adecuado de las tecnologías, el diseño de interfaces para la navegación y la experiencia inmersiva que caracteriza una narración de las características que se propone en el enunciado de la convocatoria”.
En la categoría Videoarte y animación, el ganador fue el brasileño Ilê Sartuzi con la obra “Worstward Ho!”, un video que recorre, en un movimiento lento y continuo, el espacio de un departamento reconstruido mediante el proceso de fotogrametría, a la vez que un texto homónimo escrito por Samuel Beckett de 1983 se abre paso en una lectura paralela.
“El texto de Beckett, la voz que lo relata, el movimiento continuo de la cámara, los diferentes espacios que se recorren y el sonido que los acompaña, hacen de esta pieza una obra que se destaca por su sensibilidad y por la sutileza con que se describe la soledad de una persona abandonada por unas palabras que resuenan en los espacios vacíos”, manifestó el jurado.
Por último, en la línea Videoensayos del territorio, el ganador fue el chileno Juan Cifuentes Mera con “Los ojos del sapo”, un cortometraje que muestra un escenario donde el crimen en los barrios altos de Santiago está desatado, y las municipalidades de estas comunas alimentan la paranoia de los vecinos, al instalar globos de televigilancia con el fin de combatir la delincuencia.
“Este proyecto utiliza al máximo los recursos materiales que ofrece el soporte vídeo para desocultar, con sutileza y humor, los tránsitos oscuros de la operación de seguridad ciudadana en una comuna de Santiago, a partir del registro de unos globos de seguridad que sobrevuelan la comuna y la conversación por whatsapp de sus operadores”, argumentó el jurado. “A pesar de lo localizado de la situación descrita, el contenido de la obra es aplicable a cualquier contexto en alguna otra ciudad latinoamericana, sometida a desafíos de una privacidad cada vez más vulnerada por los dispositivos tecnológicos”, concluyó.
Menciones honrosas
El jurado también deliberó en torno a dos menciones honrosas. En la categoría Videoarte y animación, se decidió distinguir el trabajo de nuevas generaciones a través de Enara Subiabre Castro de Arica, quien con 16 años presentó la obra “Colonización”, un relato sobre la agonía de un pueblo. En tanto, en la categoría Videoensayos del territorio, se distinguó el trabajo “Anotaciones para un video-obituario” de Paula Molina y Felipe Rodríguez, que en base a archivos reflexiona acerca de la necesidad de ritos y la desaparición de los mismos en el panorama contemporáneo, sobre todo desde el inicio de la pandemia. “Esta obra logra contrastes interesantes: por un lado, recupera el formato de video SD en una época en donde toda la imagen es prístina e impecable, y por otro, aborda la desaparición de los rituales, un tema sumamente actual”, fue el argumento entregado.