Mandrágoras / Tecnologías para la Conversación es un programa que prototipa y desarrolla artefactos para facilitar procesos de conversación en torno a distintos objetivos sociales, políticos, educativos, ambientales, culturales u otros.
A través de mazos de cartas, un tablero de juego y dinámicas que articulan los saberes, opiniones y propuestas de los participantes, Mandrágora abre espacios de encuentro que facilitan un intercambio no sólo dialógico, sino también sensible e intuitivo.
Inspirado en el movimiento Madragorista de los años 30 en Chile, y las cualidades psicomágicas de la planta del mismo nombre, los artefactos sociotecnológicos de Mandrágora proponen caminos para la constitución colectiva, integrando lenguajes contemporáneos con diversos saberes y herencias simbólicas.
A través de estas estrategias, la Escuela de la Intuición se propone dinamizar una comunidad de arte, ciencia y cultura digital a nivel nacional, que integre la diversidad cultural de los territorios y las voces intergeneracionales que la componen, para la creación de ecosistemas de aprendizaje y tejidos interconectados que incidan en políticas y estrategias de generación de conocimientos del futuro.
Mandrágora Constituyente
Mandrágora Constituyente se abre como un camino alternativo para recoger relatos que den cuenta de la transformación que ha abierto el proceso constituyente, abordando temáticas sociales, políticas, educativas, culturales y medioambientales.
Esta herramienta se inspira en el movimiento Madragorista de los años 30 en Chile, y las cualidades mágicas de la planta del mismo nombre. Su propósito es proponer nuevos caminos para generar conversaciones que aporten saberes, opiniones y experiencias que, al ser sistematizadas, se puedan compartir al resto como la cristalización de acuerdos y desacuerdos alcanzados en el encuentro.
Para su creación se trabajó en colaboración con la abogada Ivana Peric y el grupo «estudios Carnelutti», conformado por Jonatan Valenzuela, abogado y profesor asociado de Derecho procesal en la Universidad de Chile, y siete estudiantes de Derecho de la misma institución.
¿Cómo jugar?
Para jugar se requieren mínimo tres participantes, quienes pueden movilizar sus reflexiones, lecturas e interpretaciones a través de tres mazos de cartas: Hechos, Conceptos y Derechos. En el primero, se encuentran hechos del pasado reciente que influyeron y decantaron en el proceso constitucional actual. En el segundo, aparecen conceptos e ideas que permiten entender qué significan estos acontecimientos para cada participante. Finalmente, la suma de hechos y conceptos permite la construcción de derechos, cosas que queremos que pasen desde el punto de vista normativo. Para vincular estos tres mazos, hay que construir un relato a través de las cartas que van apareciendo y que dicho punto de vista sea aprobado por los dos tercios de la mesa para así lograr avanzar en el juego. Cada vez que se avanza, se debe dejar por escrito una síntesis para que las ideas prevalezcan.
