A un año de su partida, recordamos a Néstor Olhagaray

Artista, intelectual, académico y humanista, Néstor Olhagaray (Santiago de Chile, 1946 – 2020) fue un apasionado cultor de las artes audiovisuales, creador de un legado que traspasó generaciones y que todavía, a un año de su fallecimiento, es difícil poder dimensionar.

Parte de su trabajo y sus diversos períodos de producción, pudieron conocerse el año pasado en la exposición Néstor Olhagaray: Historias Comunes, que reunió en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) algunos de sus archivos y trabajos audiovisuales más importantes. Una semana antes de su partida, Néstor pudo asistir a la inauguración de la muestra, y compartir con amigos y colaboradores obras emblemáticas como Adiós Jaqueline (1984), Interview Story (1988), F16 (2003), Espacios Disciplinados Vigilados (2005), y Todo Torturador es un Mediocre (2016).

“Nací en un Santiago en que para Navidad los pavos para la cena se compraban en un piño de alrededor de 12 arriados por las calles. Aprendí a caminar en las veredas del arte en la Escuela Experimental de Educación Artística, la que hoy se conoce como la de Mapocho, pero en ese entonces estaba en Huérfanos”, contaba Olhagaray en una breve biografía escrita por él, impresa para la exposición [1]. “Ahí las modelos posaban en chaise longue y la esencia a trementina no me inspiró poéticamente. Si que combiné con el Peda y me tocó un cartón de profe de Artes Plásticas”, seguía.

En efecto, sus primeros años como profesional estuvieron marcados por la docencia. Primero, estudió en el  Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, y entre 1965 y 1970 estudió en la Escuela de Bellas Artes de la misma casa de estudios. “Me interesé por los sistemas mecánicos de reproducción, empezando por el grabado, foto, cinético y de allí al cine. Eso no se hacía en la escuela”, contaba en una entrevista [2].

Estaba cursando un ramo de cine en la Universidad Técnica del Estado cuando ganó una Beca Conycit para irse a Moscú. Ahí estudió en la Escuela Bgyk que fundó Serguéi Eisenstein, padre del cine soviético. El Golpe de Estado lo pilló ahí, y siendo descendiente directo de vascos franceses, decidió migrar en 1995 a Francia, él único país fuera de Chile donde no era extranjero. “A través de un anuncio en el diario Le Monde encontré trabajo en una escuela regional de Bellas Artes en la ciudad de Epinal, al este de Francia, que pertenecía al circuito de escuelas de artes del ministerio de cultura. Estuve allí siete años”, recordaba [2].

Luego de cursar un diplomado en Comunicación en la Universidad de Paris III, volvió a Chile para continuar haciendo clases en la Universidad ARCIS y Universidad de Chile, entre otras instituciones. Fue entonces cuando recibió una invitación para ser parte del equipo del Festival Franco-Chileno de Videoarte, iniciativa desarrollada por la Embajada de Francia entre 1982 y 1990. “Me habían cambiado el país, pero me dije ‘hay que recuperar la democracia’, y parece que a muchos se les había ocurrido lo mismo”, contaba. “Los Festivales Franco-Chilenos de Videoarte me convencieron que el audiovisualismo y el arte se encontraban en el video. Y no solo me volví monotemático con la enseñanza del video, sino además inauguré el 93 la 1ª Bienal de Video y Artes Mediales” [1].

Ese mismo año, fundó también la Corporación Chilena de Video y Artes Electrónicas. “La primera razón de la Corporación fue la Bienal. Recién se creaban fondos de apoyo. No había Fondart y existía la División de Cultura del Ministerio de Educación. Cualquier iniciativa con figura política ayudaría”, explicaba. «Convoqué a todo el mundo que fue protagonista de esa época: Lotty, Ignacio Aliaga, Forch, Fábrega, Magaly Meneses… ellos fueron fundadores» [3].

Años después creó y dirigió el Magíster de Artes Mediales de la Universidad de Chile (2006 – 2012). «Participamos, para bien o para mal, de una globalización tecnológica que tiene a Chile, a nivel de América Latina, como un país privilegiado, por lo que no hay excusas para no implementar este tipo de prácticas y enseñanza», contaba. «Para mí, el mayor desafío es generacional, porque estas herramientas todavía asustan a quienes crecieron en otra cultura. Y a ello se suma que los productos de estas prácticas no participan de un mercado, porque en Chile no se han desarrollado del todo. En general, no se invierte en arte digital» [4].

Hoy, esa misma casa de estudios, en conjunto con la Corporación, prepara la Cátedra Néstor Olhagaray, en la que diversos cultores de las artes audiovisuales, visionarán sus obras y luego las discutirán para dar lugar a distintas publicaciones que den forma a un cuerpo editorial en torno a las prácticas del cine expandido, su historia, contexto y posibles imaginarios futuros.

Breve autobiografía
Por Néstor Olhagaray

Nací en un Santiago en que para navidad los pavos para la cena se compraban en un piño de alrededor de 12 arriados por las calles, no eran broiler, todos negritos.

Aprendí a caminar en las veredas del arte en la Escuela Experimental de Educación Artística, la que hoy se conoce como la de Mapocho, pero en ese entonces estaba en Huérfanos.

Habiendo dado el bachillerato y paseando por el Parque Forestal me tope con la Academia de Bellas Artes como se leía en su frontis, pero era la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Ahí las modelos posaban en chaise longue y la esencia a trementina no me inspiró poéticamente. Si que combine con el Peda y me tocó un cartón de profe de Artes Plásticas.

Todavía me faltaba más e indagué el grabado, seguí grabando la luz con la fotografía y luego sumé la cinética. Y así de un día para otro, en plena UP me encontré tras el fantasma de Sergei Eisenstein por los pasillos del BGYK (Instituto de Cine de la URSS) en Moscú. Aparte de obtener mucha técnica, sentí que se estaban farreando la historia, mi olfato no me engañó.

Luego Francia, fui un excelente cliente de la SNCF (Sociedad Nacional de los Caminos de Fierro), iba de París a los Vosgos ahí en la Lorraine, en Epinal donde se asentó por mucho tiempo la imprenta de la imaginería popular. L’Ecole de l’image pretende todavía mantener esa vocación.

Ya que estaba ahí creí conveniente ir a empaparme con los semio-psyco-socio-comunicólogos de la Universidad de Paris III.

Cuando volví a Chile, me habían cambiado el país, pero me dije hay que recuperar la democracia, y parece que a muchos se les había ocurrido lo mismo.

Los Festivales Franco-Chilenos de Video Arte me convencieron que el audiovisualismo y el arte se encontraban en el video. Y no solo me volví monotemático con la enseñanza del video, sino además inauguré el 93 la 1ª Bienal de Video y Artes Mediales, hoy estoy preparando la Xª.

Inventé un Magíster en Artes Mediales en la U. de Chile, somos los únicos en el país; que vergüenza!

Creo en el Arte, creo en el lenguaje audiovisual, creo que el DDD (Departamento de Diseño) de la FAU debe darle espacio porque son los diseñadores los que poseen las herramientas del tratamiento de la imagen del futuro.

FUENTES:
[1] Olhagaray, Néstor. Breve autobiografía.

[2] Narea, Ximena. Entrevista: Néstor Olhagaray. Un punto de referencia en el arte experimental en Chile y América Latina. Revista Heterogénesis. Disponible en http://www.heterogenesis.com/Heterogenesis-5/H-41/Cas/nestor.htm

[3] Lara, Carolina. Entrevista: Néstor Olhagaray: «La Bienal ha sido reflejo de tendencias internacionales». Revista Artishock. 10 de enero de 2012. Disponible en https://artishockrevista.com/2012/01/10/nestor-olhagaray-la-bienal-ha-reflejo-tendencias-internacionales/

[4] López, Isis. Entrevista: Néstor Olhagaray: «Es muy fácil caer en la lógica de la pirotecnia tecnológica». Web Facultad de Artes U. de Chile. 15 de diciembre de 2009. Disponible en http://www.artes.uchile.cl/noticias/57936/nestor-olhagaray-es-muy-facil-caer-en-la-logica-de-la-pirotecnia#